México es uno de los países con mayor número y variedad de relieves, los cuales son producto de un lento proceso de transformación en el que ha intervenido de manera decisiva el tectonismo. Hace 500 millones de años, por ejemplo, el territorio nacional estaba cubierto por aguas, salvo por un pequeño grupo de islas situadas en lo que hoy es el norte del país. Los procesos tectónicos que dieron forma al territorio nacional continúan hoy en día, de manera que vivimos sobre una superficie cambiante que seguirá siendo modificada, sobre todo, por la interacción de las cinco placas litosféricas que se encuentra dividido el territorio mexicano.
* La Placa Norteamericana: esta placa contiene a toda Norteamérica, parte de Océano Atlántico y parte de Asia. Casi la totalidad de nuestro territorio descansa sobre ella.
* La Placa del Pacífico: contiene a la península de Baja California, así como a gran parte del Estado de California en Estados Unidos y casi la totalidad del Océano Pacífico.
* La Placa de Rivera: se trata de una pequeña placa oceánica situada en el Golfo de California, frente a Sinaloa y Nayarit.
* La Placa de Cocos: también oceánica, limita con la placa del Pacífico cerca de los 105º w, y se extiende hacia el Este hasta topar con la placa Norteamericana en las costas de México y Centroamérica.
* La Placa del Caribe: abarca prácticamente todo el mar Caribe y la mayoría de sus numerosas islas, incluyendo parte de Cuba. También contiene a casi toda Centroamérica y una porción de Sudamérica. Del territorio mexicano, sólo el Sur de Chiapas se encuentra dentro de ella.
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